Después de los Años
Después de todo ahora me escribes y me dices:
“Te recuerdo.
Y pienso en tu mirada. Me parece
Sentir tu corazón que golpea
Mi pecho y las costillas. Te deseo.”
Me recorre en los días la ternura
de esa piel de mujer. El suave roce
de tus labios calientes. Esa noche
en que, pegada a mí, me recordabas
cuando tú estabas triste con
tu voz desolada por el pasado.
Cuando no me querías buscabas
en mi carne otra carne. Eras amarga,
como un adiós, igual que el nombre
que entonces pronunciaste.
Pasión antigua. Relámpago perdido.
Amanecer con alguien que no amamos.
Y tú estás ausente y con la fiebre
del sexo muy lejano y allí mismo
la fugaz sensación de ser una mariposa
agitando las alas como muriendo mientras haces el amor
.
Hay noches como mundos.
Ya vencida, me gritas su nombre en el instante
en que mi vida entraba entre tus piernas.
Luego lloraste. Jamás me permitiste
que secara tus lágrimas a besos.
Amaneció después. Estaba solo.